ESCUCHA A TU ESTÓMAGO Y MIRA QUÉ LE CAE MAL
Lleva un diario. Apunta en él qué comes y cómo te sienta. De este modo te será más fácil ver si hay alimentos que te provocan hinchazón y procurar cambiarlos O tomarlos de otra manera. El trigo. Si crees que puede ser el responsable de tu malestar, prueba otras variedades de pan y pasta, elaborados con harina de espelta, centeno, maíz, arroz... La leche. Sí te produce molestias, escógela sin lactosa. También la tienes de origen vegetal, como la de soja o la de arroz.
Ciertos vegetales.
Quitar la piel del pimiento, berenjena o pepino, y cocer frutas como higos o ciruelas hace que se digieran mejor.
Controla la temperatura.
Evítalos platos muy fríos o muy calientes poique dificultan la digestión.
BEBE ANTES Y DESPUES, PERO POCO DURANTE
Fuera de las comidas.
Bebe un vaso media hora antes o después de comer. Durante la comida, en cambio, minimízala para no diluir los jugos estomacales y facilitar la digestión.
Un vasito de vino.
Estimula las secreciones estomacales. Pero más de esta cantidad, puede tener un efecto contrario.
PEQUEÑOS CAMBIOS QUE FUNCIONAN
Sal por especias.
No es un secreto que su exceso produce retención de liquidos. Puedes recurrir a especias que ayudan a digerir los alimentos, como romero, salvia, menta, albahaca...
Café por infusión.
Sí sustituyes la taza de café del final de las comidas por una inñusión de poleo menta, manzanilla, tomillo, anís estrellado o jengibre te sentirás más ligera.
Azúcar por estevia.
El azúcar es un alimento que provoca inflamación, y es mejor evitarlo.
Y por supuesto no puede faltar el ejercicio: Conoce como tener un vientre plano en simples ejercicios
